En busca de Utopías Reales
El Premio Ciudades Transformadoras como herramienta de investigación
Erick Palomares
12 Agosto 2021
Es sospechoso, e incluso cuestionable, que una organización como el Transnational Institute (TNI), que reconoce la importancia de la colaboración horizontal para los movimientos emancipadores como parte de la transformación social, proponga organizar un premio, particularmente si consideramos los elementos de competencia y recompensa que suelen asociarse a una premiación. Sin embargo, el Premio Ciudades Transformadoras no es un premio como cualquier otro, sino una herramienta para encontrar Utopías Reales de las cuales se pueda aprender. Y la mejor manera de entenderlo es cambiando la palabra “premio” por la de “reconocimiento”. La palabra reconocimiento puede entenderse tanto como un premio, como cuando uno “reconoce el esfuerzo” de otros, así como un proceso de “conocer” o de “explorar”, como cuando uno hace “un reconocimiento del terreno”.
Estas dos acepciones de la palabra explican mejor el uso del premio, al cual entendemos como una herramienta de aprendizaje. Por un lado, es verdad que se intenta dar un reconocimiento (premiar) a aquellas iniciativas colectivas que han conseguido demostrar que otro mundo es posible y, para ello, se hace un esfuerzo en términos de comunicación y difusión, que muchas veces es importante para las administraciones locales, coaliciones municipalistas, los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil que participan en el premio, debido a la legitimidad, prestigio y respaldo que da un reconocimiento internacional a los esfuerzos y los resultados alcanzados.
Pero es sobre todo la otra dimensión, la del reconocimiento como exploración, la que es fundamental para entender el premio Ciudades Transformadoras y su correlato, el Atlas de Utopías, ya que ambos están concebidos como un dispositivo metodológico que permite reconocer las luchas sociales por la satisfacción de ciertas demandas esenciales para la vida: el agua, la energía, la vivienda y la alimentación. El principal objetivo del premio es generar conocimiento útil para quienes se encuentran en las mismas condiciones de insatisfacción de esas demandas esenciales para la supervivencia y que desean encontrar inspiración y aprendizajes en otros contextos locales.
El Premio Ciudades Transformadoras parte del supuesto de que es falso que no haya alternativas al modelo neoliberal dominante y que el problema radica más bien en la diversidad, dispersión y heterogeneidad de las muchas alternativas o “utopías reales” en marcha. Contrarios al dogma del “final de las utopías”, creemos que hacer política consiste en actuar para crear un futuro mejor, y que hoy más que nunca es necesario recuperar el horizonte utópico, pero no uno idealizado y abstracto, sino uno real, basado en ejemplos destacados alrededor del mundo. Las utopías reales que Erik Olin Wright definía como “ideales utópicos que estén fundamentados en los potenciales reales de la humanidad. Destinos utópicos que tienen estaciones o paradas accesibles, diseños utópicos de instituciones que puedan informar nuestras tareas prácticas de atravesar un mundo de condiciones imperfectas para el cambio social”.1
El Premio, por lo tanto, es un intento de atender a las dificultades cognitivas que radican en la complejidad de dar sentido y comprender esas utopías reales una vez que intentamos interpretarlas desde otro contexto local, que es por definición distinto tanto cultural como política y económicamente. Por eso el Premio Ciudades Transformadoras y el Atlas de Utopías son, por encima de todo, herramientas de aprendizaje y comunicación. Todo su diseño, desde el formulario de inscripción y los criterios de evaluación, hasta su premiación y difusión pública, está orientado a cumplir con estos objetivos de aprendizaje y difusión del conocimiento. En otras palabras, el premio es un proyecto que busca conocer y, al mismo tiempo, dar a conocer aquellas utopías reales a nivel local que se ocupan de los problemas relacionados con el agua, la alimentación, la energía y la vivienda.
Los premios como herramientas de investigación: Antecedentes
El Premio Ciudades Transformadoras no es ni un ranking de ciudades, ni mucho menos pretende que las iniciativas compitan entre sí. Es una herramienta de aprendizaje, a través de la cual se intenta responder a preguntas de investigadores, activistas, sindicalistas, responsables de la elaboración de políticas públicas, funcionarios públicos, miembros de organizaciones internacionales o locales y público en general interesado en alternativas a la prestación de servicios públicos, sobre qué y cómo aprender e inspirarse a partir de una constelación de iniciativas de todo el mundo. Estas iniciativas demuestran haber logrado, a través de diversos mecanismos, alianzas y procesos, una articulación social en torno a demandas concretas por el agua, la alimentación, la energía y la vivienda.
Pero, ¿por qué hacer un premio para ello? El uso de los premios como herramientas de aprendizaje y diseminación ha estado presente en las discusiones académicas e institucionales durante los tres últimos decenios, aunque ha aumentado con el alcance internacional de Internet y las redes sociales. El consenso internacional sobre su utilidad se consagró durante las discusiones sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en las cuales se estableció que había dos vías principales o instrumentos concretos que facilitaban su consecución: el uso de indicadores y el aprendizaje de buenas prácticas.2
Para el aprendizaje de buenas prácticas se propuso, entre otros métodos, el uso de premios. En todo el mundo, desde organismos internacionales como ONU-Habitat o la CEPAL, hasta instituciones académicas de prestigio, se lanzaron una serie de premios que intentaban, por un lado, conocer buenas prácticas al incentivarlas a postularse al premio, y por otro lado, extraer lecciones a partir de las iniciativas premiadas.
El Liason Group for Innovations in Governance and Public Action3 , coordinado por la Universidad de Harvard, es un claro ejemplo del consenso entre instituciones académicas y organizaciones internacionales acerca de la utilidad de los premios para la transferencia y el aprendizaje de buenas prácticas. Ello se debe a la diversidad y el prestigio de las instituciones académicas y de investigación que lo integran4 , así como a la influencia que sus teorizaciones y reflexiones sobre las iniciativas premiadas han tenido en el debate internacional sobre la transferencia de políticas públicas.5 Pueden encontrarse ejemplos de esto último en publicaciones de las Naciones Unidas, como la Guía para la transferencia y adaptación de innovaciones en la gobernanza6 o el libro “Replicando lo que funciona”7 , en las cuales es posible reconocer que las sugerencias respecto de los modos para aprender y replicar buenas prácticas se derivan de las lecciones aprendidas tras el análisis de los premios que integran el Liason Group en diversas partes del mundo.
Ahora bien, aunque existe un consenso con respecto a la utilidad de los premios como herramienta de investigación, no todos los premios son iguales. Podríamos decir que todos los premios comparten ciertas características en cuanto al “diseño”, pero se diferencian sustancialmente en cuanto al “contenido”.
Para poder explicar en qué se diferencia el Premio Ciudades Transformadoras en cuanto a su contenido, resulta útil mencionar brevemente lo que tiene en común con el resto de los premios en materia de diseño.
Todo premio tiene tres características esenciales: un galardón o reconocimiento a quienes ganan, un formulario que deben rellenar los candidatos al premio y un proceso de evaluación mediante el cual un jurado selecciona a los ganadores a partir de una serie de criterios sobre los cuales se basa dicha evaluación.
Con estos tres rasgos comunes en mente (un premio, un formulario de inscripción y una evaluación) podemos observar que todo premio procede de la misma forma: primero se hace una convocatoria para anunciarlo, que se espera incentive a iniciativas a participar; se debe completar un formulario de inscripción para participar; y por último estos formularios pasan por un proceso de evaluación durante el cual un jurado aplicará ciertos criterios para designar a aquellas iniciativas que mejor los cumplan.
El Premio Ciudades Transformadoras reúne estos tres rasgos generales con respecto al diseño, pero ha intentado diferenciarse de esas tres etapas en cuanto al contenido, al ofrecer una alternativa que permita tener un certamen que no fomente la competencia sino la colaboración, que no busque comprobar teorías sino diseminar conocimiento útil y que al evaluar las iniciativas, no se busque “la mejor de todas”, sino que se identifique el conocimiento de mayor utilidad pública en cada una de las iniciativas participantes.
El proceso de evaluación del premio ciudades transformadoras: Hacia un certamen colaborativo
El diseño del Premio Ciudades Transformadoras está orientado a que cada uno de los componentes, desde el formulario para rellenar, hasta los relatos publicados sobre los finalistas, sea de utilidad en el aprendizaje y posible réplica de las utopías reales que aparecerán en el Atlas al final del proceso. Si bien los contextos son distintos, la hipótesis subyacente es que los elementos técnicos de la prestación del servicio o las condiciones para la realización de un derecho, así como las estrategias de movilización para conseguirlo, pueden ser transferidos a otros contextos o al menos servir de inspiración para otros en las mismas circunstancias. A continuación se describirá de qué modo cada etapa del Premio Ciudades Transformadoras ha intentado lidiar con esta tensión entre particularidad del contexto y posibilidades de aprendizaje que pueden derivarse de las experiencias premiadas.
a) La convocatoria al Premio Ciudades Transformadoras:
Aunque parezca ilógico, lo menos relevante de los premios como herramienta de investigación y difusión es el premio en sí mismo. Si bien es cierto que el premio puede tener efectos en el comportamiento de los actores al ofrecer incentivos,8 la diferencia entre premios, ya sea en cantidad o en calidad, no tiene repercusiones importantes en la consecución de los objetivos de aprendizaje y diseminación. De hecho, el premio puede incluir cuantiosas sumas de dinero, pero carecer de criterios de validez o de procedimientos de evaluación adecuados, con lo cual no importaría quién haya ganado: si la competición no ha sido justa y clara, carecerá de la legitimidad necesaria para ser considerada por todos como “la ganadora”. Y al revés, si el premio es justo y prestigioso, ganarlo será mérito suficiente.
Por lo tanto, lo más importante de la convocatoria no es anunciar el premio que se va a otorgar, sino definir quiénes pueden aspirar a ganarlo. Es decir, a toda convocatoria le precede una definición sobre aquello que se busca premiar. Por ejemplo, para el caso de los premios a la innovación social, antes se requiere de una definición sobre qué constituye una innovación social. Y esta definición se refleja después en el formulario de inscripción, ya que es ahí donde se encuentran las preguntas sobre aquellos elementos que permitirán al jurado decidir si la iniciativa cumple o no los criterios.
El premio Ciudades Transformadoras es distinto a los demás porque no tiene ni pretende tener o imponer una definición incontestable o universal sobre lo que es una ciudad transformadora. Entendemos que el futuro por el que vale la pena luchar es un mundo en el que quepan muchos mundos, así que las especificidades locales, tanto por su cultura como por su historia y realidad política y económica, tenderán a marcar diferencias entre las iniciativas reconocidas. Por lo tanto, lo que se premia son aquellos esfuerzos que vale la pena observar con atención, porque de ellos se puede aprender información relevante.
En el Premio Ciudades Transformadoras, vemos a las ciudades como un espacio de lucha por conseguir los derechos básicos para tener una vida digna. Por lo que entendemos que lo transformador radica en reconocer que estas luchas han logrado articular una mayoría social que ha sido capaz de reconfigurar las relaciones sociales, las correlaciones de fuerzas y el sentido común de la mayoría, expresado tanto en lo que se cree que es posible, como en su garantía a través de derechos e instituciones públicas.
Esto no significa que el premio carezca de criterios, valores o ideales que buscamos en las candidaturas. Creemos que las ciudades transformadoras tendrán un carácter democrático y feminista, en aras de construir un mundo poscapitalista; se basarán en prácticas sin fines de lucro que respondan a límites planetarios; y estarán fundadas en el empoderamiento social. Estas prácticas tendrán resultados medibles, ya que se han implementado con éxito. Y, finalmente, y muy importante, serán prácticas que se puedan reproducir en otras regiones y lugares.
La cuestión de la transformación no se piensa como objetivo o fin último, sino como el proceso de transición hacia un futuro poscapitalista, feminista y sustentable, que permita la supervivencia de la especie ante el desastre civilizatorio al que nos enfrentamos con el cambio climático y la insuficiencia de respuestas ofrecidas por el capitalismo y su última expresión, la globalización financiera neoliberal, o los otros sistemas que aspiran a sustituirlo, el multistakeholderism liderado por las empresas transnacionales o el nacionalismo autoritario y excluyente.
Es decir, se busca la transformación como un cambio que se consigue a través de la reinvención de la política local, en la cual la articulación social en torno a demandas concretas consigue alterar la correlación de fuerzas, de modo que las demandas son satisfechas de manera justa y democrática, como derechos universales más que privilegios mercantiles, y cuya institucionalización consigue disputar la ausencia de alternativas, presentando un futuro alternativo, utopías reales que ya están en marcha.
Esta es, por lo tanto, una de las principales diferencias entre el Premio Ciudades Transformadoras y otros premios, ya que en vez de convocar iniciativas que cumplan con una definición previa sobre qué es una ciudad transformadora, buscamos aprender del amplio y variado proceso de transformación llevado a cabo a nivel local en torno a ciertas demandas concretas, que son nuestras categorías del Premio: agua, alimentación, energía y vivienda. Consideramos que éstas cuatro son demandas esenciales para la vida de las personas en cualquier lugar del planeta. Podríamos decir que en su conjunto se refieren a una lucha política por la supervivencia, que las hace necesarias y vitales para cualquier comunidad política.
La elección de demandas concretas como categorías para la premiación permite además hacer un análisis comparativo entre diferentes regiones del mundo, a pesar de las diferencias culturales, los contextos económicos o la escala de los espacios locales. El acceso a estos derechos básicos es una necesidad universal. Desde la hegemonía neoliberal se impulsó la descentralización de los servicios básicos al nivel local y se recomendó la privatización de la prestación de esos servicios, como parte de las reformas estructurales y el modelo de Gobierno conocido como nueva gestión pública.
Hay, además, un par de componentes estratégicos en la selección de la demanda como unidad de análisis. Por un lado, el proyecto intenta pensar los casos de estudio a través de la interpretación que Ernesto Laclau hace del concepto de hegemonía elaborado por Antonio Gramsci y asume como hipótesis política que la articulación de una mayoría social puede darse en torno a ciertas demandas concretas. Al mismo tiempo, se considera que hay una dimensión utópica en la elección de la demanda como unidad de análisis, ya que la exigencia de su satisfacción presupone la firme creencia de que esta es posible. Se demanda o exige lo que no se tiene; de ahí lo utópico (la ausencia, o “lo que no tiene lugar”). Y lo que hace a esta lucha una “utopía real” radica precisamente en que eso que se creía imposible en unos contextos se ha hecho realidad en otros. Creemos que esta motivación a hacer realidad lo que otros dicen que es solo una utopía abstracta e imposible de lograr forma parte de cualquier estrategia en la lucha por la hegemonía.
A la lucha social por la transformación en el campo material de la prestación del servicio le acompaña un relato cultural, que enfrenta la vieja idea de que no hay alternativa, por lo que la lucha consiste en afirmar que sí la hay, y que no es posible por culpa de quienes gobiernan. En otras palabras, se presume que el estado de las cosas no tiene por qué ser así (no es natural), sino que otro estado de cosas es posible. Eso es pensar “utópicamente”.
Así que la convocatoria al premio y las preguntas que hemos establecido en el formulario para postular al premio no intentan comprobar quién cumple cierta definición de ciudad transformadora, sino que buscan obtener información sobre utopías reales. Para ello se tienen en cuenta dos momentos distintos, pero constituyentes de la política: por un lado el momento impugnatorio o destituyente en el cual los ciudadanos salen a la calle a exigir la satisfacción de ciertas demandas y, por otro, el momento constituyente o institucional, durante el cual se ha conseguido satisfacer esa demanda de un modo transformador a partir de la organización comunal, de la implementación de políticas públicas, el reconocimiento de ciertos derechos o el establecimiento de instituciones públicas u organismos encargados de satisfacer la demanda.
b) El Formulario de Inscripción y las preguntas de investigación
De lo anterior se deriva que la información más relevante para cumplir con el objetivo de aprendizaje y diseminación del conocimiento al que intenta contribuir cualquier premio, se encontrará en el “Formulario de Inscripción” que las iniciativas deben rellenar para competir. Este es el instrumento más importante para la recopilación de información, ya que de lo que se pregunte aquí dependerá qué tipo de conocimiento se logrará diseminar.
Como instrumento metodológico, el formulario de inscripción es una entrevista semiestructurada, que obtiene información pertinente para el proceso de selección de los finalistas, pero sobre todo para el proceso de aprendizaje y transferencia del conocimiento. Cada pregunta del formulario corresponde a ciertos aspectos que se consideran necesarios para poder entender y replicar la iniciativa.
En términos generales, el formulario que deben rellenar las iniciativas para poder participar en el premio tiene dos objetivos:
- Ofrecer la información que el jurado necesita para poder evaluar y comparar las diferentes iniciativas.
- Ofrecer información útil para aquellos que estén interesados en replicar la iniciativa en otros contextos.
Por lo tanto, las preguntas buscan obtener información que describa los diferentes elementos de la iniciativa y que, al mismo tiempo, demuestre de forma clara y con evidencia contrastable que ha conseguido transformar su entorno.
El ejercicio no está exento de dificultades, que van desde la traducción de iniciativas diferentes en términos comparables (cuantitativos), hasta el reducido espacio que se ofrece en los formularios para describir iniciativas que siempre son complejas y diversas en su naturaleza (por historia, escala, cultura, economía, etcétera). Las preguntas del formulario son pequeñas herramientas hermenéuticas, es decir, herramientas para interpretar y comprender la información, para darle un sentido a las diferentes experiencias locales, traducirlas para que puedan interpretarse en distintos contextos e intentar poner en los mismos términos a iniciativas que son en esencia diferentes entre sí.
Para conseguirlo, el premio Ciudades Transformadoras ha tomado en consideración distintos debates de las ciencias sociales, particularmente aquellos desarrollados en la disciplina de políticas públicas, la transferencia de políticas y el análisis narrativo de las políticas públicas, considerando de gran utilidad la distinción analítica respecto de las cuatro etapas que integran una política pública:9 formulación del problema, diseño de la política pública, implementación y posterior evaluación.
Sobre la base de esta distinción analítica, y con el fin de ofrecer información pertinente para los responsables de la adopción de decisiones en el Gobierno, así como los activistas, profesionales y ciudadanos en general que participan en la toma de decisiones de los proyectos, hemos incluido en el formulario distintas preguntas que corresponden a la presentación del problema, el diseño y puesta en marcha de la iniciativa, los detalles de su ejecución en relación con la participación de diversos actores, así como los recursos utilizados y los resultados logrados.
Hemos sido conscientes de que aunque la información requerida en el estudio de las políticas públicas es necesaria, no es suficiente para la transformación social. De ahí que nos interese preguntarnos también por el tipo de estrategias que se utilizaron para articular una mayoría social y conseguir una correlación de fuerzas favorable a la iniciativa. El formulario, por tanto, hace preguntas sobre las distintas estrategias de los movimientos sociales y los diferentes actores políticos que han decidido organizarse en comunidad, participar en elecciones o explorar los espacios institucionales, es decir el llamado “gobierno de los movimientos sociales”.10
Como los problemas públicos son por definición complejos y desbordan las fronteras jurídicas de los municipios, en el formulario se piden referencias respecto a otras leyes o políticas públicas en escalas administrativas superiores, ya sean regionales o nacionales. Y es que hay ciertos problemas, como los relacionados con el agua en América Latina, que son atribuciones exclusivas de los municipios, según las constituciones nacionales11 Ello no significa que el Gobierno municipal sea el único actor involucrado o el único que puede resolver el problema de forma autónoma. De modo que reconocer a los actores y sus funciones más allá de la escala local también forma parte de la investigación que desarrolla el premio.
Son las preguntas finales del formulario sobre las lecciones aprendidas y lo que se puede compartir con otros lo que sin lugar a dudas declara más explícitamente el objetivo final del Premio. Servir de inspiración para otras iniciativas es parte del objetivo del Premio, pero lo es sobre todo para su correlato, el Atlas de Utopías. Lo importante es ofrecer herramientas útiles para quienes desean una transformación en su localidad, y el formulario de inscripción pretende ser esa caja de herramientas en dónde pueden agruparse los distintos aprendizajes de cada una de las iniciativas.
En su conjunto, las preguntas del formulario son relatos que se ensamblan según las necesidades locales, mosaicos que pueden mirarse en su conjunto o pieza por pieza. La difusión del conocimiento y el posible aprendizaje dependerá del grado en que la iniciativa reconocida responda a las necesidades, actores, recursos y correlación de fuerzas de quienes deseen aplicarla. Mientras tanto, en el Premio aspiramos a ofrecer información en función de cómo entendemos los debates actuales sobre la transformación local.
En resumen, los formularios de inscripción12 son una herramienta de investigación que nos permite aportar información empírica y contrastada en relación con, por lo menos, los siguientes temas o ámbitos de interés público:
- Conocer cuáles han sido las estrategias utilizadas durante la movilización social para la satisfacción de ciertas demandas esenciales para la supervivencia; es decir, cómo han logrado articular una mayoría social en torno a las demandas concretas por Agua, Energía, Vivienda y Alimentación.
- Reconocer qué tipo de instituciones han sido creadas, cómo se han reconocido los derechos de acceso a las diferentes demandas, así como los mecanismos gubernamentales establecidos para satisfacerlas; o dicho de otro modo, cuál es esa nueva forma de gobernar que surge de la interacción entre movimientos sociales y gobiernos locales.
- Contribuir al proceso de generación de conocimientos y aprendizaje de lecciones, identificando qué tipo de información puede ser pertinente para quienes luchan por la satisfacción de las mismas demandas, y de qué modo puede presentarse la información para que sea inteligible, pese a las diferencias culturales e históricas que caracterizan las diversas geografías del planeta.
- Participar en el proceso pedagógico de traducción y aprendizaje, al ofrecer la información de manera disgregada, en diferentes formatos y narraciones, teniendo en cuenta que quienes participan en la política local son actores diversos, con diferentes lógicas, intereses, racionalidades, supuestos éticos o incluso epistemológicos (debido a que a la pluralidad de contextos también hay que agregar la pluralidad de actores que caracterizan esta lucha global).
Creemos que cada una de estas preguntas de investigación queda bien reflejada en el formulario de inscripción, con lo cual se cumple con los objetivos de investigación y diseminación del conocimiento que nos hemos planteado con el premio. Pero aun así, queda explicar cómo a partir de esta información hemos conseguido crear una competición o premio, convirtiendo los objetivos de aprendizaje en elementos comparables y cuantificables para establecer un baremo sobre el cual decidir quién podría ser finalista y ganador. Para ello se ha establecido un proceso de evaluación coherente con nuestros objetivos, que distingue al premio Ciudades Transformadoras de otros premios.
c) El Proceso de Evaluación y el jurado
El proceso de evaluación, es decir quiénes participan en la evaluación y con qué criterio se realiza, es lo que determina la validez y la legitimidad de aquello que se premia, así como la posibilidad de replicar el premio. Y es precisamente allí, en los criterios de evaluación y los miembros del jurado, donde se pueden encontrar las inclinaciones ideológicas, los valores morales, la identificación política, así como los supuestos, tanto ontológicos como epistemológicos o teóricos, en los que se apoya todo premio.
No hay premiación sin evaluación, ya que en esto consiste todo premio: comparar y decidir qué iniciativas son mejores que otras, o cuáles cumplen mejor con la definición que se ha establecido de antemano. Pero como hemos dicho, no tenemos –ni queremos tener– una definición sobre qué es una ciudad transformadora, ni tampoco queremos comparar las iniciativas en busca de “la mejor”. ¿Cómo podemos entonces comparar y destacar unas iniciativas en vez de otras, para determinar cuáles son las ganadoras?
Para resolver esta dificultad nos hemos servido de un formulario de evaluación orientado al aprendizaje en vez de la competición, así como de un jurado interdisciplinar de diversas partes del mundo, que en un ejercicio de revisión entre pares nos señalan cuáles son esas iniciativas de las que “vale la pena aprender”, en vez de “cuál es la mejor”.
Para dejar clara esta particularidad del proceso de evaluación del Premio Ciudades Transformadoras y del importante rol del jurado, solemos recurrir a una metáfora: si todas las utopías reales que se desarrollan actualmente en el planeta fueran estrellas en el cielo, las finalistas del premio serían ciertas constelaciones enfocadas por un telescopio –el Atlas de Utopías– para verlas de cerca y entenderlas mejor. Hay muchas otras, por supuesto, y es bellísimo ver el cielo lleno de estrellas. Pero esto también puede ser un problema, ya que no tenemos ni el tiempo ni la capacidad (tanto física como cognitiva) para mirarlas a todas de cerca de una sola vez.
Así que hemos pedido a un grupo de personas, distintas entre sí, pero todas comprometidas con el cambio social, que nos ayuden a “ajustar ese telescopio”, que nos ayuden a enfocar aquellas estrellas que vale la pena mirar de cerca y con detenimiento. Este grupo de personas lo constituye el jurado del premio:13 activistas, académicos, miembros de sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, tanto locales como internacionales, que a través de una evaluación de pares, como con las revistas científicas, sugieren cuáles son esas iniciativas a las que “vale la pena mirar de cerca”.
La labor del jurado consiste en leer con detenimiento los formularios para poder destacar aquellas iniciativas que merecen ser publicadas en el Atlas de Utopías, debido a que ofrecen información que consideran valiosa y significativa para ser difundida y así facilitar su aprendizaje. Por lo tanto, la labor del jurado no consiste en decidir qué iniciativa es mejor o peor en términos de su diseño o resultado, sino en reconocer y sugerir aquellas que ofrecen más y mejor información para quienes luchan por transformar sus contextos locales.
Los criterios establecidos en el formulario de evaluación, que el jurado debe rellenar de forma cuantitativa para comparar y decidir cuáles son las iniciativas finalistas, se corresponde con cada pregunta del formulario de inscripción. Y su evaluación se refiere a cuánta información se ofrece y de qué tipo. Se evalúa si el problema expuesto se comparte en otros contextos; el grado en el que el diseño y la implementación de la iniciativa responden a las preguntas del formulario de inscripción sobre los elementos de política pública; el grado de participación de diferentes actores en el proceso de elaboración e implementación de la iniciativa; si los resultados pueden verificarse de manera tangible a partir de la información proporcionada; o si las estrategias políticas, culturales y económicas son inspiradoras y merecen ser conocidas en profundidad.
Al final del proceso de evaluación se adjudica una calificación cuantitativa, a partir de la información cualitativa que los y las miembros del jurado han evaluado. Esto permite calificar con puntos a las iniciativas que se han postulado al premio, a partir de la información cualitativa que han brindado en el formulario de inscripción. Dicho de otro modo, obtenemos un resultado cuantitativo a partir de un análisis cualitativo, intentando en todo momento que el elemento de competencia que caracteriza a los premios se subordine a los objetivos de investigación y diseminación de conocimientos del Premio Ciudades Transformadoras.
Una vez comparados los resultados de la evaluación hecha por los miembros del jurado, obtenemos tres finalistas para cada categoría. Estos tres finalistas pasan a la ronda final: el Premio del Público. En esta etapa final, el público puede votar por su iniciativa favorita. Es decir que la iniciativa ganadora será aquella que reciba el mayor número de votos del público. Y como es una votación en Internet, abierta a cualquier persona que desee participar, se obtienen votos desde distintos lugares del planeta.
La votación del público no solo nos permite saber cuál es la iniciativa ganadora, sino que es en sí misma una estrategia de comunicación y difusión de las tres iniciativas por categoría que el jurado ha considerado de mayor relevancia e interés para que sean observadas y estudiadas. La votación se convierte entonces en una forma de divulgar y dar a conocer las utopías reales que creemos vale la pena conocer.
Más allá de cuál sea la iniciativa ganadora, lo importante para la difusión y el aprendizaje es que las tres iniciativas finalistas por categoría integrarán el Atlas de Utopías: el repositorio de finalistas de cada año, que consideramos el punto de partida para quienes estén interesados en aprender de iniciativas transformadoras en torno a las categorías de agua, energía, alimentación y vivienda.
Atlas de utopías: El desafío de la traducción
Se plantea el desafío de “traducir” la información, es decir, cómo presentar la información para que, pese a las diferencias de contextos, puedan interpretarse lecciones valiosas para incorporarlas en otros procesos de transformación y lucha por las mismas demandas. El Atlas de Utopías es nuestro intento por atender a ese desafío de interpretación, mostrando precisamente aquellas utopías reales que pueden ser interpretadas como información útil para quienes, desde geografías distintas, buscan articular una mayoría social en torno a unas demandas concretas, organizándose para luchar por ellas e incluso consiguiendo la institucionalización de la prestación del servicio de un modo transformador.
Partimos del supuesto de que, a pesar de las diferencias de escalas, culturas o correlación de fuerzas, en todas las luchas locales hay un contexto común, que es el del neoliberalismo y su política económica más influyente en la vida de las personas: la privatización de los servicios públicos, que han dejado a las poblaciones sin acceso a los derechos básicos que el premio reconoce. Y, al mismo tiempo, en las luchas locales participan una multiplicidad de actores, con diferentes valores, racionalidades, intereses, cosmovisiones y perspectivas. Precisamente un elemento central de las iniciativas premiadas es su capacidad para formar alianzas entre diferentes actores y grupos.
Debido a ello, creemos que es importante desarrollar diversos tipos de narrativas para los diferentes lectores. No todos ocupan la misma posición, ni tienen los mismos antecedentes, ni las mismas preguntas. Por eso, para que la información pueda interesar e interpelar a la pluralidad de actores que participan en la política local, se ha hecho un esfuerzo por generar distintas narrativas, tanto en su contenido como en su formato, haciendo que la información aparezca en varios idiomas y que ofrezca diferentes aspectos de las iniciativas, tanto en amplitud como en profundidad, a través tanto de descripciones cortas y de descripciones más largas en la web, relatos periodísticos que ofrecen un punto de vista local y externo, videos, entrevistas e incluso los formulario de inscripción, que está disponible para quienes deseen leer los detalles de las iniciativas. Todo se hace con el mismo objetivo: ofrecer diversas narrativas para los diversos lectores y sus propios intereses.
Aun así hay que reconocer que, pese al alcance internacional de Internet y las redes sociales, que ha hecho posible obtener y difundir información de diversos lugares del mundo, nuestras conclusiones están limitadas a aquellas iniciativas que postulan al premio. Esto es una ventaja y una desventaja al mismo tiempo. Es una ventaja debido a la validez metodológica de la investigación, ya que el hecho de que sean las propias iniciativas las que postulan, tiene impactos favorables en la calidad de la herramienta, haciendo que la muestra de estudio no esté determinada de antemano por los investigadores, sino que es una muestra de algún modo aleatoria y alejada del típico riesgo al “sesgo” en las investigaciones, que consiste en escoger los casos que mejor demuestren la teoría que uno quiere probar.
La desventaja es que “solo” contamos con aquellas que postulan, es decir, quedan fuera de la muestra una gran diversidad de iniciativas alrededor del mundo que no están en el Atlas de Utopías porque no han postulado al premio y esto limita el alcance de nuestras conclusiones, pero sobre todo la diversidad de iniciativas que puedan mostrarse. Es por ello que los esfuerzos del Premio no serían suficientes si no se cuenta con el apoyo de otras instituciones que colaboran con la diseminación de la convocatoria y que son parte fundamental del proceso de evaluación.
European Network for Community-led Initiatives on Climate Change and Sustainability (Ecolise), Amigos de la Tierra Internacional (FoEI), global network of continental networks committed to the promotion of Social Solidarity Economy (RIPESS), Habitat International Coalition (HIC), The Global Platform for the Right to the City (GPR2C) y Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (UCLG).
Conclusión: Lo que queda por hacer para facilitar el aprendizaje
En la transferencia del conocimiento, es útil distinguir dos momentos: la generación del conocimiento de parte de aquellos que han experimentado en la práctica y el aprendizaje de ese conocimiento por parte de quienes quisieran experimentar con ese nuevo conocimiento adquirido. Hasta el momento, durante las primeras ediciones del premio, se ha conseguido la primera parte de la transferencia del conocimiento, ya que se han reconocido utopías reales en todo el planeta y se ha generado una diversidad de narrativas a partir de ellas. Lo que falta ahora es facilitar el aprendizaje y apoyar a quienes desean llevar a la práctica el conocimiento disponible.
Pero esto no puede ser una tarea del TNI únicamente. El TNI es un facilitador del conocimiento, es decir, el primer momento del que hablábamos en el párrafo anterior. Ahora es el momento de forjar una gran alianza y colaborar con todas aquellas personas, colectivos y organizaciones que quieran extraer lecciones del Atlas de Utopías y encontrar en conjunto los mecanismos, dinámicas y pedagogías que mejor respondan a los procesos de aprendizaje de cada uno de los diferentes actores y grupos, con sus propias lógicas, intereses, recursos disponibles e incentivos a futuro.
El principal objetivo del Premio Ciudades Transformadoras es la generación de conocimiento que sea útil para quienes se encuentran en las mismas condiciones de insatisfacción de lo que consideramos son demandas esenciales para la supervivencia, que desean encontrar inspiración y aprendizajes en aquellas iniciativas que comparten su problemática y que han hecho algo relevante para conseguir satisfacer esa misma demanda.
Esta es la razón por la que al Premio Ciudades Transformadoras le acompaña el Atlas de Utopías, que es el producto central del esfuerzo de este proyecto, ya que intenta mostrar precisamente aquellas utopías reales en las que ha sido posible articular una mayoría14 social en torno a las demandas concretas por el agua, la alimentación, la energía y la vivienda y han logrado institucionalizar la prestación del servicio de un modo transformador, es decir, que apunte en dirección de ese futuro alternativo que la ideología neoliberal se ha empeñado en negar.
En otras palabras, el Premio Ciudades Transformadoras y el Atlas de Utopías intentan demostrar que es falso que no sea posible un mundo distinto, un mundo poscapitalista que se encuentra en proceso de definición, un proceso que ya está en marcha y cuya tarea pendiente consiste en hacer que las comunidades locales alrededor del mundo se inspiren y aprendan de quienes han creído que un mundo mejor es posible y lo están consiguiendo con su trabajo día a día.
Notas
1 Olin Wright, Erik (2010) Envisioning Real Utopias. Verso, UK. Texto de la cita original, para la traducción al inglés: “utopian ideals that are grounded in the real potentials of humanity, utopian destinations that have accesible waystations, utopian designs of institutions that can inform our practical task of navigating a world of imperfect conditions for social change.” (Olin Wright, Erik; 2010:6).
2 “The General Assembly, based on the UN-Habitat Agenda, further recommends that best practices be used as one of the two key instruments for assessing progress”. En “Declaración sobre las ciudades y otros asentamientos humanos en el nuevo milenio”. Resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. A/RES/S-25/2. 16 Agosto de 2001.
3 https://hwpi.harvard.edu/files/ash/files/liaison_group_brochure_0.pdf
4 Entre las instituciones que integran este grupo se encuentran: Ash Institute for Democratic Governance and Innovation, Universidad de Harvard, Estados Unidos; Premio Gobierno y Gestión Local, Centro de Investigación y Docencia Económica CIDE, México; Galling Pook Foundation, Filipinas; MILGAP-East Africa, ONU-Habitat; Red para el desarrollo de las ciencias sociales en el Perú; Innovations and Excellence in Local Chinese Governance, China; Impumelelo Innovations Award Trust, Sudáfrica; Centro de Estudios en Administración Pública y Gobierno, Fundación Getulio Vargas, Brasil; Programa Innovación y Ciudadanía, Universidad de los Lagos, Chile.
5 Ejemplos destacables son los trabajos de M. Barzelay (1992) sobre la “post-burocracia”, M. Moore (1995) sobre la “creación de valor público”, y S. Borins (2014) sobre la “innovación local”.
6 UNDESA (2007) “Guide for the Transfer and Adaptation of Innovations in Governance. Practical Tools and stops.”. The Department of Economic and Social Affairs of the United Nations UNDESA. UN-Habitat. A United Nations publication. New York. ST/ESA/PAD/SER.E/122. http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/un-dpadm/unpan046742.pdf
7 Bertucci, Guido y Alberti, Adriana (2006) Innovations in Governance and Public Administration: Replicating what works. Department of Economic and Social Affairs, United Nations. Nueva York.
8 Rosenblatt, M. (2011) “The use of innovation awards in the public sector: Individual and organizational perspective”. Innovation: management, policy & practice. Volume 13, Issue 2, Agosto de 2011; págs. 207-219.
9 Aguilar Villanueva, L. F. 1992, 1996, 2004; Merino, M., Arellano, D. y Cejudo, G. 2010; Dente, B. y Subirats, J. 2014
10 Della Porta, D., et al, 2017; Villasante, T. 2017; Dean, J. 2017; Ibarra Güel, P., et al, 2018; López Barceló, E. 2017.
11 Meza Canales, O. D. 2013:23.
12 Para conocer los formularios en más detalle, se puede acceder al Atlas de Utopías, donde se encuentran todos los formularios completados por las iniciativas finalistas del Premio Ciudades Transformadoras: https://transformativecities.org/es/atlas-of-utopias/
13 Para conocer los perfiles del jurado evaluador, puede visitar la página web de cada edición del premio:
1era edición: https://transformativecities.org/es/premio2018/evaluadores2018/
2da edición: https://transformativecities.org/es/premio2019/evaluadores2019/
3era edición: https://transformativecities.org/es/finalistas2020/evaluadores/
14 Cabe mencionar que por mayoría social no entendemos una mayoría numérica, del tipo “la mitad más uno”, o “las dos terceras partes”. Más bien a un grupo determinado de personas, en alguna comunidad política concreta, que ha conseguido un apoyo social “suficiente” para detonar el cambio social que se demanda. Y aunque entendemos que en democracia eso puede implicar conseguir un apoyo que se vea reflejado en número de votos, de cierta mayoría frente a quienes se oponen al cambio social, el número concreto de esa mayoría será siempre relativo, y en función del contexto y la correlación de fuerzas a nivel local, variando según las fases del proceso de cambio, e incluso fuera de los periodos electorales, por lo que aún en democracias es necesario no reducir la idea de mayoría social a mayoría electoral.